Filosofía antigua abordando cuestiones del día a día.
Pasan los siglos y el hombre no cambia tanto. Sus mecanismos mentales aprendidos y sus colecciones de miserias son nuestro lastre, y de alguna manera, también deben ser nuestro primer campo de batalla en el camino del querer ser libres.
Cuando nos sentimos heridos, resulta tentador creer que aquello que nos hirió tenía la intención de hacerlo. Resulta tentador pasar de una oración compuesta de cláusulas conectadas con «y» a otra de cláusulas conectadas con «para»; pasar de pensar que «el lápiz cayó de la mesa y ahora estoy enfadado» a creer que «el lápiz cayó de la mesa para enfadarme».