Puede accederse al archivo pdf en este enlace
Se trata de un trabajo desarrollado por la exsección de Derechos Humanos de la AEN (Asociación Española de Neuropsiquiatría).
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Se trata de un trabajo desarrollado por la exsección de Derechos Humanos de la AEN (Asociación Española de Neuropsiquiatría).
En psiquiatría, solo los expertos hacen diagnósticos. Lo hacen consultando listas detalladas de criterios en guías técnicas, como el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, ahora en su quinta edición (DSM-5; 2013). Con este manual en la mano, un psiquiatra puede determinar si una persona padece tricotilomanía (trastorno por arrancarse el pelo), esquizofrenia, trastorno antisocial de la personalidad, trastorno del espectro autista, narcolepsia, trastorno de la fluidez de inicio en la infancia (antes llamado tartamudez), mutismo selectivo, trastorno de rumiación o cualquiera de la miríada de otros trastornos del DSM-5.
A veces, recibir uno de estos diagnósticos puede cambiar la vida de una persona para mejor. Puede validar sus luchas y permitirles recibir por fin el apoyo profesional y la medicación que necesitan para vivir una vida plena. Pero el diagnóstico también puede tener un lado oscuro. Puede apoderarse de la identidad de una persona. Un diagnóstico psiquiátrico no sólo es descriptivo, sino también prescriptivo: contiene una narrativa sobre cómo debería ser el progreso o la recuperación. Y, como esta narrativa prescriptiva empieza a dictar el sentido de uno mismo, un diagnóstico puede inmiscuirse tan profundamente en la identidad que puede ser difícil imaginar una forma alternativa de ser.
En Japón ha surgido un enfoque radical llamado tōjisha-kenkyū para desafiar las narrativas prescriptivas que dominan la psiquiatría convencional. En el tōjisha-kenkyū, cuya traducción aproximada es “la ciencia del yo” o “la investigación autodidacta”, las personas con discapacidad o enfermedad mental aprenden a estudiar sus propias experiencias. En las últimas décadas, este enfoque ha pasado de ser un movimiento de base creado por personas con esquizofrenia y otras enfermedades mentales en un pequeño pueblo pesquero de Hokkaido, a convertirse en un método revolucionario para ir más allá de la psiquiatría, un método que está siendo adoptado en todos los estratos de la sociedad japonesa, que envejece rápidamente.