Una relación sanadora, de Judith Lewis Herman

Pese a que se trate de un texto centrado en la relación que existe entre terapeuta y paciente que ha experimentado un trauma, la verdad es que —tal y como nos indicó el colaborador que lo facilitó— en sus páginas hay una gran cantidad de conceptos e explicaciones que son realmente útiles para situarse junto a una persona que sufre psíquicamente. Si partimos de que el significado de la palabra “terapeuta” está conectado de manera necesaria al acompañamiento y el cuidado, nos daremos cuenta de que estos actos no pueden limitarse al marco de la consulta. Por tanto, las palabras de Judith Lewis Herman no solo sirven a los profesionales, sino también a cualquiera que esté vinculado de una u otra manera a la salud mental; desde la propia persona que sufre a quien se encuentra cerca de ella.

Aunque el texto trabaje con procesos de trauma severo (el ejemplo más citado es de las víctimas del Holocausto), existe un paralelismo innegable con otros muchos casos. De ahí la utilidad ya mencionada en el párrafo anterior. Quizás el más evidente de estos casos sea el de la psicosis, donde el acceso a la realidad del paciente no solo no es sencillo, sino que puede llegar a confundir, perturbar y hacer tomar decisiones equivocadas al terapeuta. Las descripciones que se realizan sobre el “secreto” oculto del paciente y la necesidad de afrontarlo, las distintas reacciones de este dentro del proceso terapéutico, la trascendencia de delimitar el propio contrato terapéutico o los posibles efectos adversos que puede experimentar la persona que acompaña al sujeto que sufre constituyen aspectos cruciales que deben ser valorados con humildad. Solo así podrá construirse un puente sólido que, tal y como se dice en el texto, haga confluir el apoyo mutuo con la autonomía personal.

Una relación sanadora


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