Queremos abrir este 2017 con un herramienta útil, un modelo de escrito para solicitar asistencia jurídica en caso de un internamiento forzoso.
Las personas con diagnósticos de salud mental sabemos de la situación de desamparo y vulnerabilidad que uno puede llegar a encontrarse en un ingreso. Con una mayor frecuencia de la que cabría desear, quien es internado de manera forzosa en un recinto hospitalario debido a su sufrimiento psíquico no solo no recibe los cuidados que le son debidos, sino que es suspendido de sus derechos fundamentales.
A diferencia de las personas que son detenidas y llevadas a comisaría por el motivo que sea, las que son retenidas en un dispositivo psiquiátrico no suelen tener derecho a una defensa legal. Como en otras tantas ocasiones, el campo de la salud mental es una enorme ciénaga donde se producen un sinfín de excepciones que sitúan a sus pacientes fuera de los límites de la sociedad, y en este sentido, lo jurídico no es sino una más de la enorme lista que nos aplasta. Hay que exigir al menos el mismo trato que recibe un detenido por la vía penal, es decir, que toda persona que ingrese en una planta de psiquiatría debe tener «representación y defensa». En la actualidad, este derecho es de naturaleza dispositiva, pues la Ley de Enjuiciamiento Civil afirma (763.3) que: “en todas las actuaciones, la persona afectada por la medida de internamiento podrá disponer de representación y defensa”. Esto, a efectos prácticos supone que el hospital en cuestión puede decir que la persona ingresada ha sido informada de dicho derecho (cuando esto no ha sucedido) y no ha hecho uso de él. O también puede suceder que realmente se informe (lo cual sucede en pocas ocasiones), pero de una manera y en un momento en el que la persona no lo ejerce.
Por tanto, y mientras se trata de conseguir que un diagnóstico de salud mental no le convierta a uno de manera automática en un ciudadano de segunda categoría (y por tanto susceptible de ser tratado como basura), unos compañeros letrados, a quienes mandamos un enorme abrazo, han compartido con nosotros dos escritos que pueden servir para tratar en la medida de lo posible de revertir la vulnerabilidad legal que caracteriza a un ingreso forzoso.
Ambos deben ser firmados por la persona ingresada, rellenados con sus datos (nombre, DNI, dirección, hospital, etc.) y presentados en el registro de los Juzgados de Primera Instancia de la ciudad que corresponda. Hay que llevar dos copias para ser selladas: una para el juzgado y otra para la persona que lo presenta.
El primer escrito puede ser presentado en el momento del internamiento para solicitar un abogado de oficio. En el caso de que no se facilitara, sería indudable que se ha vulnerado un derecho fundamental.
El segundo escrito también tiene como objetivo solicitar un abogado de oficio que defienda los intereses de la persona afectada durante procedimiento, pero cuando el ingreso involuntario ya se ha materializado (es decir, cuando la persona cuyos derechos quieren ser defendidos se encuentra internada), permitiendo además a dicho letrado pedir una nulidad de actuaciones o al menos recurrir el Auto alegando vulneración de derechos fundamentales.
En resumen, tenemos derecho a disponer de asistencia legal cuando sufrimos un ingreso forzoso, y por tanto debemos dejar claro cuando sea pertinente que: 1º) Nadie ha preguntado jamás si deseábamos disfrutar el derecho a la asistencia letrada; 2º) Que a partir de ese momento queremos un abogado, y que por tanto los plazos de todo el procedimiento en marcha se deben suspender hasta que nos designen uno.
Aunque sea obvio, queremos dejar claro que la justicia no se caracteriza siempre por su buen funcionamiento e imparcialidad, por lo que es posible que estos escritos no siempre proporcionen los resultados esperados. En cualquier caso, tenerlos a mano, rellenarlos y presentarlos en el juzgado es algo accesible y animamos a amigos y familiares a colaborar en ello.
Garantizar a medio plazo la posibilidad de contar con asistencia legal durante los ingresos evitaría numerosas agresiones y situaciones traumáticas. Luchar es la única manera que conocemos de conquistar derechos. Defiende los tuyos. La Historia ha demostrado que es contagioso.