Intervención Conferencia Judith Butler, en Chile, abril del 2011

¡Por un debate académico al servicio de la transformación de la sociedad!, ¡Lucha y organización en contra de las instituciones de la violencia! ¡No a las terapias curativas de la homosexualidad! ¡No más patologización de la transexualidad en los manuales de trastornos mentales!

María Marcela Ferrer, psicóloga y docente de la Universidad Santo Tomás, Magister en Bioética de la Universidad Católica, es una de las promotoras de las Terapias Curativas de la Homosexualidad en Chile.

El Colegio de Psicólogos de Chile y su presidente Leonardo Villarroel legitima esta práctica terapéutica, su promoción y enseñanza en las carreras de Psicología, como parte de la convivencia democrática.

Hoy en día, la Psicología y la Psiquiatría estigmatizan a personas transexuales, transgéneras y travestis como trastornadas mentales bajo los criterios del Trastorno de Identidad de Género, el Transvestismo Fetichista y Transexualismo, de los manuales de trastornos mentales y enfermedades DSM-IV y CIE-10.

No rechazar y no trabajar por la transformación de esta realidad nos hace cómplices de la violencia, la estigmatización y la opresión que se ejerce sobre la comunidad LGTB en nuestra sociedad.

La orientación homosexual, la identidad transexual y toda expresión sexual disidente a los estereotipos de sexo/género y a la heteronormatividad no representan una patología ni una desviación. Por lo tanto, validar y legitimar toda práctica terapéutica que busque la “cura” de la homosexualidad; promulgar y promover el diagnóstico de trastorno mental hacia personas transexuales, constituye un atentado a los Derechos Humanos, a la libertad y autonomía del otro/a para decidir sobre su propio bienestar de vida y concepto de salud mental.

¡No al holocausto psicoterapéutico!

¡Basta a la patologización de las Identidades y Expresiones de Género!

¡Fin a la violencia contra las personas homosexuales, transexuales, transgéneras, travestis e intersex!

Llamamos a toda la comunidad estudiantil a detener estos hechos y a la ciudadanía a no aceptar estos abusos.

Intervención CEC-OCEP en conferencia de Judith Buttler:

Ante todo quisiera decir que nos hemos reunido con un grupo de compañerxs para redactar un documento que luego les leeré. Este grupo de compañerxs se encuentra indignado por la legitimación académica que este tipo de show reproduce. La indignación no pasa por el lado de lo que Judith dice, sino por la situación y el contexto en el que se dice. Con esto les leeré nuestro escrito, espero que no se me reprima.

El problema de la discriminación contra las personas no heterosexuales es un problema que esta patente en los distintos ámbitos de la vida diaria. Si bien las organizaciones han impulsado un trabajo histórico por el reconocimiento de sus derechos tanto en lo social, político y médico, y que ha obtenido importantes logros, la lucha aún no se acaba y esto queda reflejado en una serie de vejámenes que aún se cometen contra estas personas. Los ejemplos más emblemáticos los constituyen la discriminación laboral, la patologización, y/o la invasión de publicidad y propaganda heterosexistas  que se encargan de denigrar otras formas de ser sexuados. Aquí en $hile ocurre que no hay un reconocimiento constitucional que proteja la dignidad de estas personas, no hay ley antidiscriminación, porque los gobiernos se han negado, no hay amparo ante despidos cuya causa es la discriminación o ante igualdad de trato en el lugar de trabajo. A esto se suma la importante contribución de la psiquiatría y la psicología en establecer criterios con pretensiones de seriedad para estigmatizar a la identidad sexual como una patología, así ocurre aún con los y las trans. En $hile, no sólo la policía reprime, pues también lo hace un grupo de psicólogos, ya que luego de una gran lucha mundial por la despatologización de la homosexualidad hay un grupo de psicólogos que promueven las terapias curativas de la homosexualidad, dentro de los cuales la psicóloga Marcela Ferrer es una de los y las tantas, sin que el gremio de estos profesionales quiera hacer nada porque suponen que de eso se trata la democracia. Y entonces, como el gremio no se atreve a hacer nada, una vez más las organizaciones les dan el ejemplo de cómo se procede y trabaja para obtener una sociedad mejor. Una vez más son los “enfermos”, los “delincuentes”, los “ignorantes” quienes le enseñan a los burócratas del saber cómo se obtienen mejores calidades de vidas.

La academia se llena la boca y de pasada se la llena a los futuros profesionales de que es un espacio para construir la crítica y elaborar conceptos que permitan una transformación social, donde se puede incluso discutir sobre asuntos políticos. La academia, sus intelectuales y su pretendido saber supuestamente tienen mucho que decir sobre problemas sociales y sobre nuevas elaboraciones teóricas y conceptuales para entender la complejidad social contemporánea que, por lo demás, se le desborda por todos lados. Lo único que se moviliza es el campo académico, mientras la realidad allá afuera sigue estando igual, mientras aún se sigue catalogando la diferencia sexual como una patología, mientras aún las personas trans sufren diariamente las repercusiones del desempleo, mientras las personas nacen, sobreviven y mueren en condiciones miserables. En $hile las terapias de la homosexualidad y la patologización de personas trans siguen existiendo a pesar que venga Judith Buttler a dar charlas a una de las universidades más caras y que se cree pluralista. Pues lo que sucede es que la discusión académica está acabada, no le queda nada más que discutir, es un espacio neutro e infértil cuando de luchas reales se trata, cuando realmente hay que salir de las cuatros paredes para cambiar algo. Si la discusión académica cambiara algo en la realidad no se legitimaría como un espacio de saber. Invitando al jet set de la farándula intelectual lo único que se logra es la legitimación de la discusión académica y se fortalece su poder frente al saber, mientras que resta legitimidad a las luchas sociales reales que tienen proyectos políticos claros.

Lo que pretendo expresar valiéndome del sentido común como un saber profundo y único, es que la idea no es seguir discutiendo o hablando de tal o cual cosa, pues la idea es actuar y sobre lo mismo construir reflexiones, la idea es buscar la estrategia política que permita elaborar un proyecto político trasformador, la idea es trasformar las condiciones laborales, la idea es denunciar y condenar todo intento de patologización de las identidades sexuales, pues nadie anda diciendo que la heterosexualidad es una enfermedad y que tienen que ir al psicólogo para curarse.

Dentro de estas cuatros paredes y desde el podio de los burócratas del saber nunca se ha trasformado nada, pues son las luchas y los enfrentamientos directos los que han cambiado la realidad en algo, como es el ejemplo de la despatologización de la homosexualidad. Frente a esto no hay para que discutir sobre “una política de la calle” si la práctica ya ha superado y se anticipado con creces a tal discusión, no sirve de nada trabajar para construir una psicología más crítica y política de manera abstracta y dentro de las cuatros paredes si cuando salgamos y tomemos la locomoción nos seguirán estafando con los precios, si estaremos muchos años endeudados y pagando una educación que no lo vale porque esta raquítica y dónde las condiciones laborales esclavistas tienen aseguradas las ganancias de las farmacias y colmadas las consultas psicológicas, si la humanidad aquí en $hile ya no tiene de dónde sostenerse, porque países como Estados Unidos, Francia, Alemania, España y tanto otros de Europa, crecen a cuestas de la deshumanización de los latinoamericanos.

La invitación es a no seguir llenándoles los bolsillos a los ladrones de la educación y la salud, a no ser neutros y a no asumir la realidad como les encantas promulgar a los psicoanalistas, la invitación es a sumarse a las luchas dadas por distintos sectores, apoyar y trabajar en conjunto. Estar aquí discutiendo y charlando es cómodo, pero hay que salir de esa comodidad, hay que trabajar e implicarse, porque antes y más que profesionales somos personas y ciudadanos, y es en calidad de ciudadanos como nos tenemos que reunir y trabajar, son los derechos, las personas y no a las teorías las que hay que salvar.

Frente a todo lo anterior, me gustaría realizar una pregunta a Judith Buttler:

¿A qué viene? ¿Cuál es la idea de su visita?, lo pregunto porque quisiéramos saber si está dispuesta a comprometerse en un proyecto político y sumarse las luchas que hoy están dando muchas organizaciones de disidencia sexual en torno a la legitimidad de su derechos? o, por el contrario, ¿Está para darle una buena imagen a una institución que hace de la educación un negocio y que hace un año le prestó a Marcela Ferrer el mismo espacio para presentar su tesis en donde proponía curar la homosexualidad, suponiéndola un trastorno?

Lo que no se dijo, porque lo cortaron:

2. Que las personas presentes se hagan cargo de la violencia institucional que se ejerce contra las personas de disidencia sexual. Que se organicen y trabajen si es que realmente interesa el tema.

3. Invitar a que este espacio se ocupe para construir, no para reproducir, por lo mismo, con ánimos de sobreponernos a esta redundancia me gustaría emplazar a Butler para que luego de esta charla académica se levante una declaración pública de repudio a las terapias, a la patologización y a la ausencia de legislación en torno a la no discriminación. Concretamente, y para que de una vez por todas se asuma lo que se dice, pasemos a la acción.


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