Fragmento de «X ha muerto»; de Alaine Agirre

A veces los pensamientos se mueven con rapidez en mi mente. Tal vez hasta en exceso. Para bien y para mal.

Siento los pensamientos que entran en mi cabeza casi a la velocidad de la luz como si alguien me lanzara esos pensamientos a la cabeza a modo de balas que me entran por la frente entre las dos cejas tan rápido como el rayo y una vez que han entrado ya no quieren salir hasta que encuentran una salida por las orejas o por la boca o por los orificios de la nariz pero mientras tanto se mueven sin parar entre los sesos de un lado para otro rebotando en las paredes del cerebro como si los pensamientos estuvieran metidos en una especie de guerra civil pegándose los unos a los otros haciéndose daño como amantes en una orgía demasiado tumultuosa y no solo entre ellos también me hacen daño a mi pues no puedo con el dolor de cabeza que me provoca el tener tantos pensamientos a la vez en la cabeza y de vez en cuando alguno se escapa agobiado por la oreja pero antes de que pueda salir ya han entrado otros seis o siete y el espacio es cada vez más exiguo y aunque les falta el oxígeno no perecen sino que se reproducen se recrudecen se revuelven y los siento recorrer todos los hemisferios del cerebro y golpear contra el cráneo y yo creo que es por eso que se me cae el cabello pero a pesar de ello no puedo hacer nada más que nombrar esas ideas que me llevan a la locura y ponerlas por escrito.

A veces los pensamientos se mueven con rapidez en mi mente. Tal vez hasta en exceso. Para bien y para mal.

Para bien, porque eso me permite escribir y, por tanto, vivir. Para mal, porque eso me hace estancarme y, por tanto, no vivir.

En general, es una lotería que depende del día. Pero son más los que me toca el número equivocado que los que me toca el número premiado.

[Publicado por la editorial Consonni]


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