Os facilitamos un interesante artículo publicado en el Boletín farmacoterapéutico de Castilla-La Mancha (Vol. XIII, nº5) en el año 2012.
En él se plantea una contradicción flagrante que acontece de manera cotidiana en todos los centros de salud (de atención primaria o de salud mental) de nuestro país: pese a que las benzodiazepinas son fármacos cuya eficacia y seguridad se encuentran enmarcadas en el corto plazo (no más de tres meses de consumo consecutivo), se recetan durante mucho más tiempo… incluso durante años y de forma casi crónica. Y sin embargo, nadie parece alarmarse. Con frecuencia, las personas y colectivos que lo hacen son acusados de extremistas o conspiranoicos (por pensar acaso que las leyes e inercias de las instituciones y los mercados olvidan lo que realmente es bueno o no para las personas que se encuentran en los límites de su influencia directa). Por eso es bueno tirar de artículos académicos y recurrir a fuentes tan asépticas como puede ser esta que os ofrecemos.
Para quien quiera profundizar en los efectos de estos medicamentos y en el camino para suspender su consumo, os recomendamos el Manual Ashton (Instituto de neurociencia de la Universidad de Newcastle), en el que se basan algunas de las recomendaciones del presente texto.
Estrategias en la retirada de benzodiazepinas: otras alternativas