Ensayo sobre las enfermedades de la cabeza, de Immanuel Kant

Subimos por sugerencia de un compañero el presente texto de Kant, escrito en1764.

Se trata de una clasificación de las psicopatologías que ha sido omitida con frecuencia en los estudios históricos sobre la génesis y desarrollo de la llamada “ciencia” psiquiátrica. Sin embargo, encontramos en estas páginas un fiel reflejo de la época en la que Kant escribió, a la vez que un ejemplo temprano y contundente del esfuerzo por aunar la visión moralizante de la locura con los —presuntos— criterios científicos.

De esta manera, la locura se encuentra a medio camino —dependiendo de la patología concreta que se desarrolle— entre la compasión y el desprecio. Quedando este último terriblemente trasparente en el siguiente comentario racista del autor: “El insensato no es sabio, el loco no es listo (…) no se debe desesperar del todo de ver que un insensato pueda volverse alguna vez cuerdo, pero quien piensa hacer un listo de un loco es como quien quiere lavar un negro”. La irracionalidad queda abocada a la cronicidad y la resignación frente al hombre lúcido, dejando la puerta abierta a la una concepción de la terapia bastante desoladora (y que en buena medida es la vigente hoy en día): poco se puede hacer cuando la locura es semejante al color de la piel… algo que, en definitiva, nos llevamos a la tumba.

El texto está travesado por un moralismo que permite a Kant alejarse de una explicación más concisa de los fenómenos abordados, afirmando por un lado que “Toda la locura está ciertamente injertada en dos pasiones: el orgullo y la avaricia. Ambas inclinaciones son injustas y por eso odiadas”, y por otro, “He llamado enfermedades de la cabeza a las dolencias de la facultad de conocer, de la misma manera que al deterioro de la voluntad se le llama enfermedades del corazón. Además, he prestado atención sólo a las manifestaciones de las mismas en el ánimo, sin pretender descubrir su raíz, que se halla propiamente en el cuerpo, y que por cierto, puede tener su localización principal más en las partes de la digestión que en el cerebro, como parece demostrarlo la estimada y bien conocida revista semanal, llamada el médico, en sus números 150, 151 y 152”.

Esto es posible gracias a la propia clasificación (ciertamente poco médica, la verdad) de “las enfermedades de la cabeza” que lleva a cabo Kant. La discriminación dentro de las mismas es debida a la siguiente concepción: las dolencias despreciables están vinculadas a un actuar inmoral, mientras que las dolencias por compasión se deben a una causa biológica. El interés que le hemos visto al texto, ha sido el de plantear ya en una fecha muy temprana ese pequeño caos en el que está inserta el tratamiento de la locura: moral, sociedad, medicina, biología, etc. Puede ser un buen punto de partida para arrojar sobre la mesa una cuestión crucial: ¿es el componente moral un factor que humaniza la psiquiatría?, ¿o es una prueba del carácter ideológico de la misma? En última instancia, hay que tener en cuenta dos detalles fundamentales: 1) Que se puede ser una mala persona estando loco (uno de los más claros efectos de la mayoría de sufrimientos psíquicos es el egocentrismo), y que de hecho, restar responsabilidad (evidentemente, cuando esta puede darse, no en casos agudos) al sujeto es quitarle autonomía y condenarle a una sentencia para toda la vida (la de la no-recuperación); 2) Que la moral cambia siguiendo los pasos de las estructuras que dominan la sociedad en cada época, y que por tanto las clasificaciones de las psicopatologías cambian con ella (piénsese en la historia de los DSM, que van metiendo y sacando enfermedades mentales según cambian las sociedades —siendo el tratamiento de la homosexualidad el más vergonzoso de todos).

Ensayo sobre las enfermedades de la cabeza_pdf


Publicado a fecha de

en