El gasto farmacéutico en medicación contra el Transtorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en el País Vasco se ha multiplicado por cerca de cuatrocientos en diez años, al pasar de 9.000 euros anuales en 2001 a más de tres millones y medio en 2011.
Asi lo afirma el psiquiatra especializado en niños y jóvenes, Alberto Lasa, quien esta tarde pronunciará en Bilbao la conferencia titulada «Hiperactividad sin fármacos», cuyo contenido ha sido adelantado por los organizadores.
Lasa se pronuncia sobre dicha evolución del gasto en medicinas para el TDHA y considera que habría que preguntarse si todas esas prescripciones corresponden a casos bien diagnosticados, en cuyo caso habría que considerar «epidémico» el crecimiento de ese transtorno.
Otras explicaciones, según apunta, se pueden encontrar en «la nueva necesidad social de creer que todo malestar tiene una solución rápida y química» o en el «equilibrio ético que mantiene -o no- la industria farmacéutica entre su encomiable labor investigadora y su obligada labor de promoción y venta».
El psiquiatra también recuerda que ya en 2009 el Ministerio de Sanidad alertó sobre las condiciones en las que debe administrarse el fármaco más utilizado en estos casos -metilfenidato- y estableció que la medicación es solo «una parte» de un tratamiento integral y debe emplearse «cuando otras medidas son insuficientes».
Según añade, los medicamentos pueden ayudar a una mejoría sintomática inicial, que puede facilitar la aplicación de otras ayudas y que «debe evaluarse periódicamente y no darle una prioridad excesiva».
El TDAH se caracteriza por la inquietud motora, la impulsividad y los problemas para mantener la atención, aunque, según precisa Lasa, «no hay una prueba objetiva que delimite la raya entre lo normal y lo anormal».
Además, las investigaciones neurobiológicas actuales conforma, según el psiquiatra, que no se trata de un problema de lesiones en el cerebro sino de retraso en su maduración cerebral.