a mis hermanas locas
a las que siguen torturando
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Queréis curarme de enfermedad.
Queréis curarme de biología,
de herencia genética,
de mi exclusivo sistema límbico.
Curadme de vacío, si es que sabéis que lo nombro;
curadme de sombras, de diluvios,
curadme de abusos sexuales, de enredaderas creciendo,
curadme de descensos, de entrañas,
curadme de mi pobreza y no os sentiréis tan frustrados.
Curadme de vuestros medicamentos, de vuestra industria,
curadme de vuestra suficiencia,
curadme de vuestras correas, de vuestras coerciones.
Curadme, si queréis, de vuestro dominio sobre lo que siento.
Curadme por dentro las autolesiones,
curadme como profesionales las vidas que he ido extraviando;
curadme del estado de shock de un dolor muy profundo.
Curadme del individualismo que promovéis,
del do it yourself, del “si tú quieres, puedes”.
Curadme de las olas que vienen rompiéndose en mí,
curadme de todas las etiquetas que me habéis hecho colocar y ocultar al mismo tiempo.
Curadme de trabajos mal pagados, de amistades que se alejan;
curadme de la incomprensión de los míos, sobre todo,
curadme de la luz de gas.
Recién comienzo a vivir sin odiar mi sufrimiento,
mientras vuestras palabras lo envilecen.
Yo manejo mi abismo,
salid de él de una vez. Dejad de curarme.