Cómo ser un apoyo en Navidad

Este texto es un extracto traducido del artículo Christmas and mental health (Navidad y salud mental).

Que existe una relación demasiado estrecha entre el sufrimiento psíquico y las fiestas navideñas es un hecho que resulta bastante intuitivo, hace ya unos años publicamos una entrada al respecto y en estas fechas se dispara el número de visitas que recibe. La misma compañera que tradujo en su momento aquel texto se ha encargado de buscar y traducir de nuevo un material breve y conciso que nos ayuda a pensar cómo afrontar determinadas situaciones desde el otro lado, desde la persona que quiere apoyar.

Se trata de una serie de pistas para ayudar a aquellos seres queridos que lo pasan mal en Navidad, saliendo, por tanto, de la lógica individualista de la superación personal frente a la adversidad y atendiendo a la importancia que tiene el contexto. Si tuviéramos que hacer una síntesis minimalista de las ideas que se transmiten en todas ellas, sería esta: no juzgues y asume siempre que hay cosas de las que no tienes conocimiento (y ojo, no tienes por qué tenerlo), pero puedes poner de tu parte para que todo sea más fácil.

Las fiestas y celebraciones son especialmente complicadas en términos de salud mental por varias razones, algunas de ellas pueden ser: la presión social apuntando a un determinado estado de ánimo (que puede ser complicada de gestionar cuando pasas por un mal momento), la proliferación de espacios normativos (la familia suele ser uno de los más importantes de todos ellos, donde, por ejemplo, la salud mental puede ser un tabú), la evocación de personas que han fallecido, la situación económica de cada cual (en momentos de compras compulsivas y celebraciones más o menos ostentosas puede hacerse mucho más patente el hecho de encontrarse en una situación de inestabilidad económica), el consumo generalizado de alcohol (cuando a lo mejor hay quien no puede beber, quien se está currando un proceso para no hacerlo o a quien el que la gente se emborrache le recuerda situaciones dolorosas), la visita a determinados espacios y lugares (ciudades, edificios, estancias, etc.) que pueden desencadenar episodios de sufrimiento psíquico, el encontrarse con determinados familiares, la tendencia colectiva a la comparación (es muy típico de estos momentos el hacer paralelismos más o menos velados entre familiares y sus respectivos «logros» sociales: si se tiene trabajo, casa, pareja, hijos, etc.) y muchas otras. Quizás si se piensa en algunas de estas cuestiones en relación a nuestras propias biografías, podamos hacer el experimento mental de ensayar cuáles podrían ser las necesidades de otras personas sin que tengamos porqué siempre conocer las razones más o menos profundas de su malestar. Nos bastaría saber que las Navidades remueven, y lo hacen a fondo.

La navidad es una época dura para muchas personas. Puede hacer que los problemas que ya existen se recrudezcan, o incluso añadir problemas nuevos. Vamos a proponer algunas pistas sobre cómo ser de ayuda en estas fechas en las que, para muchas personas, las cosas se ponen difíciles.

Lo que no hay que hacer:

– No des por hecho que conoces los motivos por los que las navidades son difíciles para ellxs.

– No hagas preguntas intrusivas sobre sus experiencias pasadas. Quizás nunca llegues a saber por qué les resulta tan difícil, suelen ser razones profundamente personales. Puede que quieras saber más, pero es posible dar tu apoyo sin saber esos motivos. Quizá sea de ayuda decir que entiendes esto.

– No intentes animarlxs. Sean cuales sean tus intenciones, esto no suele ayudar. Por ejemplo, no digas cosas del tipo:

+ Se supone que las navidades son una época alegre.

+ Podrías disfrutar si lo intentaras/te esforzaras un poco.

+ Mira el lado positivo de las cosas/ hay gente que está peor.

+ Todos los demás se lo están pasando genial.

– Si no se unen a la celebración, no te lo tomes como algo personal. Quizá te decepcione o moleste, pero no significa que no te quieran.

Qué hacer:

– Comprender que la Navidad puede tener diferentes significados para diferentes personas y que puede evocar sentimientos muy dispares. Por eso, aunque tú sientas que es momento de celebrar, es posible que no sea lo mismo para otras personas.

– Hazles saber que eres consciente de que las navidades pueden ser difíciles, y que estás ahí para ellxs.

– Diles que no están solxs. Puede que no se hayan dado cuenta de que es muy común toparse con dificultades en estas fechas, que le ocurre a mucha gente.

– Escucha sus sentimientos y acéptalos.

– Pregunta si hay cosas que puedes empezar a hacer, o dejar de hacer, o continuar haciendo. Puedes dejar un espacio para que se lo piensen y luego te lo digan.

– Pregunta si hay algunos aspectos en particular de la Navidad que sean especialmente difíciles y qué creen que puede ayudar. Por ejemplo:

+ No hacer algo en particular.

+ Preparar un plan para salir de una situación determinada.

+ Ayudar a manejar algunas conversaciones difíciles.

– Recuerda que no están intentando arruinar la navidad. Nadie elige ponerse las cosas difíciles.

– Cuida de ti. Apoyar a alguien puede ser difícil. Por ejemplo, puede conectarte con tus propios sentimientos de tristeza o ansiedad. Está bien confiarle a alguien lo que sientes  y contar cómo te está afectando. Tu bienestar también importa.


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