Os dejamos con un artículo publicado hace algún tiempo por la Asociación Española de Neuropsiquiatría, concretamente en el número 23 de su Colección Estudios: Ética y praxis psiquiátrica, F. Santander (Ed.). 2000 (podéis echar un vistazo al índice aquí).
Contiene numerosos datos (como por ejemplo que 54,3 % de psiquiatras recomienden el electroshock en casos de «depresión mayor» donde aparezcan ideas suicidas) y reflexiones de interés (la presencia de la religión como elemento de coacción en determinados centros, la derivación de pacientes a la atención privada, la minusvaloración del riesgo asociado a la medicación psiquiátrica, etc.) que ayudan a ver con claridad el escenario en el que nos encontramos cuando hablamos de ética y atención psiquiátrica. Como os podéis imaginar, algunas cuestiones, 16 años después, tras una crisis estructural de la economía y sus correspondientes recortes, son todavía más graves. Los factores asociados a clase y raza han mutado con la precarización generalizada (pensemos en los desahucios y el crecimiento del paro) y los nuevos aspectos de los flujos migratorios, pero eso no desvirtúa para nada el trabajo realizado. Desgraciadamente, la ética sigue aportando una mirada imprescindible a la hora de hablar de salud mental, puesto que los dispositivos de atención son espacios donde los derechos humanos son vulnerados con una frecuencia pasmosa.
Ánimo con la lectura y no os indigestéis con tanto dato (al final del artículo se encuentra el cuestionario facilitado a los profesionales para confeccionar la investigación):