Os dejamos con una pequeña pieza audiovisual que narra en primera persona una experiencia de internamiento psiquiátrico. En tanto que es un relato biográfico no tenemos absolutamente nada que decir, tan solo animaros a verlo y reflexionar sobre la incidencia que tiene en la propia experiencia delirante el trato dispensado por la institución. Algo de lo que solo hablamos las personas que hemos pasado por ese trago, y que es sistemáticamente ignorado por la mayoría de los profesionales; algo que es bastante sencillo de intuir, pero parece que no hay voluntad de hacerlo… ¿qué tipo de cuidado y recuperación pueden darse cuando te atan y pinchan a la fuerza?, ¿no se produce en demasiadas ocasiones una escalada en la cual se acude a un servicio de urgencias en un estado que es llevado hasta el extremo una vez que se cierran las puertas a la espalda? Sencillamente debe construirse una manera completamente diferente de acompañar en el delirio.
PD: Como hemos dicho, esta es una historia personal. Y las consideraciones que hace la protagonista son propias. Lo decimos por la mención que se hace a la marihuana, ya que no creemos que pueda ni deba generalizarse el uso que ella le da. Las sustancias que le sientan bien a alguien en situaciones de sufrimiento psíquico no tienen porqué sentarle bien a terceras personas, y menos con algo tan genérico como la hierba (de la que hay muchos tipos, muchas posologías, etc.). A su vez, respetamos profundamente el que ella la consuma.