«Sobre salud mental y discriminación en la atención no recuerdo nada más duro que comprobar el vacío de una historia clínica de un paciente con esquizofrenia. No era de mi cupo y su madre vino un sábado a buscar las recetas de lo que tomaba, al servicio de atención continuada. Nos turnábamos los médicos para prestar ese servicio de semi-urgencias en que atendíamos todo lo que llegase al centro de salud. Me dio pena y bajé al archivo a por la historia del chico (todavía no se habían informatizado las historias) y me quedé asombrada cuando en la historia sólo constaban los datos de identificación y nada más, pero eso sí, estaban ya las recetas hechas y preparadas, de forma que se las di a la madre después de cercionarme que aquella historia era de su hijo (un enfermo crónico atendido durante años en este centro de salud). El contraste era mayúsculo, pues la médico y la enfermera de ese paciente se distinguían por conseguir todos los años el máximo de los incentivos monetarios al cumplir con los indicadores de calidad, pero pude comprobar luego, «indicadores de la calidad que se median», de forma que las historias clínicas de pacientes con diabetes, hipertensión, obesidad, climaterio y otras que se medían estaban «repulidas» (prolijas). Por eso a veces a la discriminación de base (de los profesionales) se suman las que provocan los gestores, y ambas suelen sumarse contra los pacientes con enfermedad mental, de estilo de lo que relato, da pena.»
Texto escrito por Mercedes Pérez y compartido en la lista de correo del [próximo] seminario de innovación en Atención Primaria.
Fuente: medicocritico.blogspot.com.es