Antes de leer este texto, queremos aclarar que no desarrolla de manera específica la relación entre crisis económica y salud mental (aunque sí se hace en el caso precisamente de España), su campo de análisis es mucho más amplio. Además, es aburrido (como suelen serlo este tipo de estudios) y está desfasado (véase si no la siguiente cita y ríase a gusto: Se observaron los primeros signos de recuperación en el sector financiero global en 2009. Sin embargo, la economía de muchos países aún no se ha recuperado, y el crecimiento de 2012 se prevé que sea mínimo en países como Francia, Alemania y el Reino Unido, y negativos en Islandia, Irlanda, Italia, Países Bajos, Portugal y España, entre otros. No se espera que Grecia comience a recuperarse antes de 2014).
¿Por qué publicarlo en la web entonces? Pues porque insiste en algunos aspectos esenciales que permiten hacernos una idea de lo que está pasando en nuestras sociedades. Uno de ellos es el hecho de que actualmente la investigación dentro del ámbito de la salud está patrocinada por empresas e instituciones que no parecen interesadas en relacionar el deterioro de las condiciones de vida con ninguna causa estructural; algo que hay que tener en cuenta frente a los distintos relatos que circulan en los medios de comunicación y universidades. A su vez, el texto señala que cuando la sociedad se defiende de los efectos de la crisis, sea impidiendo los recortes sociales (y se cita el caso de Islandia) o sea articulando mecanismos “informales” de respuesta, los daños se minimizan. No estamos en Islandia, sino en un estado de la conciencia llamado España… por tanto, nuestra apuesta en salud mental pasa por dos líneas básicas de actuación: denunciar la relación que existe entre la salud mental y el contexto socio-económico en el que se vive (evitando caer en el reduccionismo ridículo del paradigma biologicista), y fomentar los espacios de socialización de conocimientos y autoorganización entre personas afectadas por cualquier tipo sufrimiento psíquico.