Vademecum fácil de psicofármacos

Nos ha llegado este fanzine por correo electrónico. Lo compartimos por razones evidentes, pero que quizás merezca la pena señalar: está escrito por una persona que habla desde su propia experiencia, que se ha formado y decide compartir el conocimiento que tiene, que lo hace desinteresadamente, con un lenguaje no especializado y en un formato reproducible por cualquiera.

Quizás sea un buen momento para repensar la necesidad de elaborar materiales impresos en el ámbito de la salud mental. Es importante poder compartir textos que no se fuguen en mitad de las tormentas telemáticas. Necesitamos puentes, elementos que vinculen saberes más allá de las pantallas. Leer con calma, compartir, difundir de manera sostenida en el tiempo, sin la amenaza de la inmediatez que todo lo cubre de bruma.

Queremos agradecer a la autora el esfuerzo realizado.

Reproducimos parte de la introducción y enlazamos un pdf con el contenido íntegro al final del post.

El poder psiquiátrico y de las farmacéuticas se alimenta del desconocimiento de los usuarios/pacientes/personas que están en el Sistema de ¿Salud Mental?

Un lenguaje complicado y de difícil acceso a quien no tiene conocimientos sobre el tema.

Este fanzine pretende ser una guía fácil para entender lo que nos hacen los fármacos en el cerebro.

Es información, quizás pueden ser argumentos con los que cada unx pueda decidir lo que considere que le sentará mejor hacer en diversos momentos de sus vidas.

¿Por qué de este fanzine?

Tengo tanto la suerte como el esfuerzo hecho en haberme sacado la carrera de Biología con la especialidad de Neurobiología antes de haber tenido, hace 6 años, una crisis psicótica.

Yo confiaba en que los fármacos que me recetaron (primero neurolépticos y benzodiacepinas, y meses más tarde me los mezclaron con antidepresivos) me iban a ayudar.

Me ayudaron, de hecho, a bajar de la nube durante el peor momento de la crisis, pero era una carcasa de mí misma, un cuerpo al que le costaba reaccionar, con temblores constantes pero con las capacidades de movimiento, los sentimientos y el habla mermadas.

Decidí reinformarme del efecto que me estaban provocando las pastillas, releyendo mis apuntes de neuroquímica de la carrera, pues mi psiquiatra negaba los efectos de los que le hablaba.

Vista la falta de ayuda con la que me encontré, decidí ir dejando la medicación poco a poco por mi cuenta, en cuartos de pastilla cada dos semanas y de una en una.

Por los conocimientos que tengo, me veo obligada a compartirlos por si pudieran ayudar a otras personas a entender mejor qué pasa en sus cerebros con los psicofármacos.

He intentado simplificar lo máximo posible toda la información para que cualquier persona que lea esto pueda comprenderlo.

Cada unx de nosotrxs debería poder decidir a lo largo de su vida lo que mejor le sentará en cada momento.

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